Los secretos que escondía el bolso de Isabel II

2022-09-11 17:10:16 By : Ms. Sophia Tang

Diada de Catalunya | Última hora de la manifestación, los actos y las polémicas del 11 de septiembre

Relevo en la Corona británica | El féretro de la reina Isabel II llega a Edimburgo

La Vuelta a España hoy, en directo | Sigue la última etapa entre Las Rozas y Madrid

Isabel II tenía unos 250 bolsos del modelo 'Traviata' de la marca británica Launer 

Si algo tenía Isabel II, aparte del cariño y el respeto de los británicos, era un particular estilo distinto al de las otras reinas europeas. En los últimos años, una amplia paleta de colores inundaba su armario, algo por lo que sus apariciones públicas siempre se convertían en el blanco de los periodistas especializados en moda. Pero si algo caracterizaba su imagen, aparte de su pelo, sus perlas, sus broches y los colores, era su imprescindible bolso. Junto a él iba a todos los lados, algo que resultaba de lo más curioso. Ahora se ha podido saber que su bolso era esencial en sus apariciones en público, ya que a través de él se comunicaba con su personal de confianza.

De asa corta y firmado por la marca británica Launer, este bolso ha acompañado a Isabel II allí donde ha ido, ya sea en paseos, reuniones familiares, visitas oficiales, cenas o incluso en encuentros en su propia casa. El modelo que solía llevar se trataba del Traviata en negro charol, su preferido. Su madre le regaló el primero y, desde entonces, ha ido agrandando su colección, donde sumaba más de 250. Pero este elemento se convirtió en algo más que un complemento. Era una herramienta de comunicación. 

La reina Isabel II de Gran Bretaña saluda mientras asiste a un desfile de las Fuerzas Armadas en el Palacio de Holyroodhouse en Edimburgo, Escocia, el 28 de junio de 2022 

Tal y como contaba el historiador Hugo Vickers, la reina Isabel II enviaba señales utilizando este accesorio, indicando a sus ayudantes cuáles eran sus deseos en cada momento. Es por eso que, en fotografías de reuniones con políticos y otras personalidades, siempre se podía observar a la soberana con el complemento en la mano. Cada movimiento de la Reina era observado con detenimiento por su personal, que esperaba a la señal de reclamo de su majestad. Lo cierto es que había diferentes movimientos distintivos en el lenguaje de su bolso. 

"Sería muy preocupante si estuviera hablando con la Reina y viese cómo se cambia el bolso de una mano a otra. Esa es la señal que la Reina utiliza para indicar a su personal que está lista para finalizar su conversación", explicaba Vickers. Este gesto significaba que daba la conversación por terminada, ya sea porque no le interesaba el tema de conversación o más bien porque estaba algo aburrida. Era su manera de expresar al servicio que no iba a continuar con la conversación. 

Isabel II junto a su bolso 

Si la soberana conseguía poner el bolso en el suelo, quería decir que la conversación que estaba manteniendo tenía que terminar ya. En cuanto su personal se daba cuenta, hacía todo lo posible para sacarla de esa situación. "Es una forma muy discreta y el objetivo es no ofender a nadie", decía el historiador sobre este nuevo gesto de la reina. 

En el momento en que la Reina Isabel colocaba su bolso sobre una mesa, significaba que quería que el evento terminase ya. Sus asistentes, entonces, debían finalizarlo de la mejor manera posible en los siguientes cinco minutos, ya que su majestad estaba cansada o aburrida, o simplemente deseaba marcharse. Una forma de lo más sutil de dar por terminado cualquier acto público. 

La reina y su complemento indispensable, su bolso 

Además de estos códigos secretos, que la soberana solo compartía con su personal más cercano, Isabel II también utilizaba los bolsos para transportar objetos de utilidad, como el resto de mujeres. Según apuntan diferentes biógrafos e historiadores, dentro del bolso de Isabel II veríamos varios objetos de gran utilidad, como un labial, un bolígrafo, pañuelos, pastillas de menta o un estuche de gafas. Podría ser el bolso de cualquier mujer en este mundo, demostrando que, a pesar de ser la reina de una nación, no dejaba de ser una persona. 

Lo cierto es que Isabel II no era fan de ponerse una prenda un día y guardarla de forma permanente en el fondo del armario. Lo mismo le pasaba con los bolsos. Prueba de ello era las repetidas ocasiones en las que ha vuelto a lucir públicamente alguno de sus diseños favoritos. Tal y como asegura, Angela Kelly, su estilista, a la Reina le gustaba usar sus trajes dos o tres veces en actos públicos. Por el mismo motivo, no desechaba ninguno de sus bolsos, los mandaba arreglar o, incluso, pedía algunas modificaciones para eventos especiales. Algo que demuestra el gran aprecio que guardaba a cada uno de los accesorios de su armario. 

© La Vanguardia Ediciones, SLU Todos los derechos reservados.